Carnaval de Paraíso
Final del concurso de Carnaval en el Teatro Cervantes. Desde el paraíso un séptimo vértigo con bancada de palo sin respaldo. Creí que nos iban a proyectar el NO-DO. Las alturas de gallinero son trampa tuercebotas. La vergüenza ante un parraque de camilla con aforo completo exigió cautela. Agarrarse al pasamanos para subir y bajar las escaleras de moqueta azul. Cenacheriland se entretiene dando toques y porrazos al arcade vintage. Son pellizcos de patinete. Mucho lirili y mayoría absoluta después. En este 2024 febrero playero las agrupaciones de canto disfrutaron de su estrellato de pito y gloria. Gritos de ánimo. A la hora del chochocall, en el muro de las declaraciones fotográficas, se presenta la oposición de sanitario disfraz. Declaraciones acerca del desbarate del SAS y las listas de espera. Tema recurrente de coplillas. A los munícipes no hay quien les tosa. Se pueden permitir apoquinar la medicación al contado tirando de receta del médico privado. Curioso, apenas se escucharon toses del público, o no las oí, con la ola de resfriados que pulula por el ambiente. Le decía que me planté en la final del Concurso Oficial de Agrupaciones de Canto (COAC) del Carnaval de Málaga muy bien acompañado. Todo correcto. Fíjese, agarraba la libreta y el bolígrafo afilado para apuntar alguna salida de tono o merdellonada reseñable, un poco de chicha irreverente. Pero ni mú. El velo de la cancelación en guante de seda es monumental como el telón del escenario. Tufalla a autocensura. Gracejo no faltó. Mucha intrahistoria y referencias para los expertos en el asunto carnestolendo. Comparsas con letras inspiradas en el asunto social: que si el precio de la vivienda, los pisos turísticos, los salarios y chaveas que tienen que emigrar. Ah, y los cortes de agua y de mangas. Escasas referencias a la política nacional. Protagonismo de la deriva de Málaga la bella enladrillada. Nacionalismo boquerón. Al lado tenía a unos millennials de punta en murga que hacían coro a los estribillos con entusiasmo. Llevaban la estampa del Cautivo y el escudo del Málaga, la bombonera flor de salvapantallas en el smartphone. Hacía diez años que no vivía una final en directo. El salto cualitativo de las agrupaciones, música y puesta en escena y calidad artística ha mejorado mucho, todo un espectáculo musical, en cuanto al gracejo de diente retorcido, parece que las musas se han puesto brackets.
También te puede interesar